Se inauguró la primera reserva ecológica de una universidad privada

15/09/2016 | 0:00 | Son 900 hectáreas destinada a la actividad turística, cultural y recreativa y al resguardo del patrimonio biológico, paisajístico y arquitectónico de la Sierra de San Javier.
 

Sostenibilidad


Una reserva ecológica de 900 hectáreas destinada a la realización de actividades turísticas, culturales y recreativas y al resguardo del patrimonio biológico, paisajístico y arquitectónico de los faldeos ubicados al sur de la Sierra de San Javier, fue inaugurada este miércoles por la Universidad San Pablo-Tucumán (USP-T) en su Campus Universitario ubicado en Villa Nougués, en las afueras de San Miguel de Tucumán.

La reserva San Pablo, el primer espacio verde de Argentina protegido y gestionado por una universidad privada, está ligada a la Sierra de San Javier por un camino de montaña desarrollado a 1.350 metros de altura que recorre la zona de las Yungas Australes, uno de los ecosistemas más representativos de Tucumán por albergar al mayor número de especies de flora y fauna del país después de la selva misionera.

El espacio verde, que se inauguró como parte de los festejos por el Bicentenario de la Declaración de la Independencia y del 9ª aniversario de la USP-T, contará con senderos especialmente diseñados para realizar caminatas, mountain-bike y motocross y con sitios destinados a la actividad turística y la recreación.

La nueva reserva, que se suma a la provincial Aconquija, de 500 hectáreas, y al Parque Sierra de San Javier, de 14.146 hectáreas, permite brindar protección a la zona sur de la sierra y aumentar la superficie protegida de esa área tucumana al 80%.

La fauna que cobija este espacio natural se caracteriza por la presencia de comadrejas, corzuelos, pecaríes, ocelotes, zorros y, en menor medida, pumas.

La flora de esta zona de la selva está compuesta por plantas que tienen hojas todo el año y cuenta con laureles del cerro, orcomuyes, que son árboles de hasta 40 metros de altura, arrayanes, eucaliptos, matos y cedros, entre otras especies arbóreas.
La reserva, además, cobija al 40% de las especies de aves de la provincia de Tucumán, que concentra a más del 50% de la diversidad de aves de esa especie en el país, en una superficie que representa menos del 1% de todo el territorio natural.

Los loros aliseros, las palomas de nuca blanca, los colibrís y algunas especies de tucanes, que estaban en vías de extinción y que fueron nuevamente detectadas en esta reserva, son las aves más características de esta zona, que se extiende a ambos lados de la ruta provincial 338 y que está surcada por el arroyo San Pablo y por otro curso de agua que no tiene nombre.

La fundadora de la USP-T, Catalina Lonac, señaló que el objetivo "es convertir a la reserva en un aula a cielo abierto destinada a la educación ambiental y a la investigación y también a la creación de oportunidades para el turismo y la recreación".

Lonac, titular de la Fundación para el Desarrollo, organismo que fundó la casa de altos estudios tucumana, remarcó que "habrá un reglamento para las bicicletas y las motos y también para los turistas que practiquen senderismo" y dijo que esas normas "apuntan al cuidado del medio ambiente y a la educación en ese sentido".

"La idea es resguardar el patrimonio biológico y cultural de la zona e impulsarlo con una proyección internacional en relación al turismo", afirmó y destacó que "este espacio constituye un legado permanente para todos los tucumanos y muestra el compromiso de nuestra institución para la recuperación y restauración de nuestro patrimonio cultural y natural".

El mayor problema que encuentra la reserva San Pablo para su desarrollo se relaciona con la basura que produce la gente que recorre este espacio natural, y en ese sentido el doctor en Biología Juan Pablo Juliá, integrante del equipo de biólogos a cargo de los estudios de flora y fauna de la reserva, sostuvo que "se está trabajando para educar a la población en el cuidado del espacio".

Los basurales a cielo abierto ubicados a los costados de la ruta provincial 338, que asciende a Villa Nougués, no sólo son un problema sanitario y estético sino que también representan un riesgo para la fauna autóctona del lugar.

Al respecto, el licenciado en Biología Pablo Quiroga, otro de los integrantes del equipo, remarcó que la creación de la reserva y la afectación de guardaparques a la misma "permitirá mejorar el control de estos basurales e ir, de a poco, erradicándolos".

La zona cumbral de este nuevo espacio verde se encuentra invadida por especies exóticas, como el ligustrín, y uno de los objetivos de esta gestión ambiental, según el biólogo Diego Ortiz, también integrante del equipo, "es crear medidas para evitar su propagación y reducir su incidencia".

Las actividades de educación ambiental ya comenzaron a desarrollarse en la escuela rural 348 de Villa Nougués con el objetivo de evaluar la percepción de la reserva por parte de los chicos "y para generar actividades educativas que puedan extenderse al resto de los tucumanos", afirmó Quiroga.

"Nosotros estamos trabajando para que la reserva sea un ejemplo de educación ambiental y de cuidado de los espacios naturales y para abrir un nuevo panorama para la actividad turística en la provincia", manifestó por último Lonac.
 

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