Fronteras inteligentes impulsan un nuevo ciclo global turístico
Un informe del WTTC proyecta que la modernización de los sistemas fronterizos podría sumar US$401 mil millones a la economía mundial y crear 14 millones de empleos hacia 2035.
La aceleración tecnológica vuelve a poner a las fronteras en el centro del debate global. Un reciente informe del World Travel & Tourism Council (WTTC) advierte que modernizar en profundidad los sistemas de control podría liberar un potencial económico adicional de US$401 mil millones y generar hasta 14 millones de empleos en la próxima década. No se trata solo de eficiencia operativa: la forma en que un país gestiona la entrada y salida de viajeros puede transformarse en un factor decisivo de competitividad turística. El estudio, titulado Better Borders: Smarter Border Controls, parte de una premisa contundente: en un mundo donde se proyectan 14.000 millones de pasajeros transportados en 2035 y un aporte del sector turístico al PIB global que rondará los US$16,5 billones, cada minuto perdido en filas y trámites es un minuto perdido para la economía local. Por el contrario, cada proceso automatizado y cada fricción eliminada representan horas adicionales para que los visitantes consuman, exploren y dejen un impacto positivo en su destino. La investigación del WTTC sostiene que las fronteras ya no son meros puntos de control, sino activos estratégicos. Para capitalizar plenamente su rol económico, los países deben avanzar hacia sistemas de identificación biométrica, visados digitales, interoperabilidad de datos y pre-evaluación de riesgos antes del viaje. La recomendación apunta a un modelo de movilidad internacional más rápido, seguro y orientado a la experiencia del viajero. El informe propone seis principios clave: incorporar la perspectiva turística en las estrategias nacionales de frontera, digitalizar de manera integral los permisos de viaje, mejorar la comunicación con el pasajero, evaluar riesgos anticipadamente, adoptar identidades digitales verificables y fortalecer la relación directa entre destino y viajero mediante plataformas tecnológicas. En conjunto, estos lineamientos apuntan a una transformación estructural en la forma en que los países gestionan el flujo internacional. Las Américas y el Caribe muestran evidencias tempranas del cambio. Destinos que dependen de estadías cortas, en especial los vinculados al turismo de cruceros, comprueban que la reducción de tiempos en migraciones y aduanas deriva en un incremento directo del gasto turístico. Las grandes líneas de crucero, además, ya reorientan itinerarios hacia puertos con sistemas de ingreso más veloces, lo que demuestra que la agilidad fronteriza se ha convertido en un diferencial competitivo. Para aerolíneas, aeropuertos, agencias de viajes y organismos turísticos, el mensaje es claro: invertir en tecnologías de frontera es asegurar participación en un mercado que exige rapidez y eficiencia. Pero el WTTC hace hincapié en otro punto central: modernizar no implica sacrificar seguridad. Por el contrario, la digitalización avanzada permite reforzar controles, mejorar la detección de riesgos y, al mismo tiempo, agilizar el tránsito. Más allá del impacto económico, las fronteras se posicionan también como una extensión de la identidad nacional. En un contexto donde la experiencia del viajero comienza mucho antes de pisar un destino, el modo en que un país recibe y procesa a quienes llegan constituye una pieza clave del branding turístico. Un cruce fluido, moderno y claro puede marcar la diferencia entre un visitante que regresa y otro que se marcha frustrado. El informe funciona, en última instancia, como una hoja de ruta para responsables de turismo, transporte, seguridad y migraciones. La era post-pandemia dejó al viajero más exigente: busca velocidad, seguridad, previsibilidad y experiencias sin fricción. Los países que no actualicen sus sistemas fronterizos corren el riesgo de quedar rezagados en un mercado en plena transformación. El WTTC sintetiza el desafío con cifras que hablan por sí solas: US$401 mil millones y 14 millones de empleos adicionales si el mundo adopta fronteras inteligentes. No es solo una proyección técnica, sino un llamado a redefinir la movilidad internacional. Porque el turismo del futuro, concluye el informe, dependerá de fronteras tan ágiles como la tecnología que las impulsa.
