¿Qué es sensibilidad o conciencia turística? |
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03/11/2014 | 10:12 | “No hay empresas ni destinos de calidad, sin personas de calidad”. Recopilaciones de Antonio Torrejón. | |||||||||||||||
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Al hablar de sensibilidad o conciencia turística estamos haciendo referencia a la participación de las personas en la búsqueda de mejores condiciones para hacer posible una adecuada calidad en la actividad turística, contribuir a su fortalecimiento y poder obtener de ella los beneficios que es capaz de generar, dedicándole la atención necesaria para convertirla factor de creación de riqueza sustentable. El turismo es un importante factor socio-cultural económico que requiere de nuestra participación para su desarrollo. La actividad turística encuentra en nuestro diversificado patrimonio natural y cultural (zonas arqueológicas, museos, gastronomía, playas, bosques) su principal detonador. Pero hay que destacar que el factor humano somos quienes damos vida al turismo, ya sea como turistas o anfitriones, de allí que de nuestra formación surgen las aptitudes para el servicio o el perfil de nuestro comportamiento o exigencia. En las últimas décadas en todo el mundo se han dado grandes cambios de índole socio económico, político y tecnológico. El turismo también ha evolucionado: la oferta turística mundial se ha desarrollado considerablemente en el transcurso de los últimos treinta años. En 1970 la naciente OMT (Organización Mundial del Turismo), estimaba de cierta envergadura 40 países como destinos turísticos. Hoy podemos nombrar más de 140. Ante la globalización y el desarrollo de los medios de comunicación, el turista nacional e internacional tiene acceso a más y mejor información sobre actividades a llevar a cabo, destinos, experiencias y posibilidades de hacer turismo. Por lo mismo, hoy más que nunca, demanda más alta calidad y a un precio competitivo. El turismo que todavía pese a su regresión llegó a significar una abrumadora mayoría, el “Turismo de Sol y Playa”, se ha visto obligado desde 1990, ha tomar fuertes recaudos de equipamiento en su diversificación, especialmente desde lo llamado “Turismo Náutico”, para reiniciar caminos de muchos lugares y destinos que vibraron en regresión. Calidad y calidez La calidad de la vivencia del visitante está en relación a su satisfacción plena, derivada de una experiencia única que se integre por servicios personalizados y eficientes y una real interacción con la cultura de la comunidad receptora. En ese sentido, ante una competencia cada vez más agresiva y numerosa entre destinos que aspiran a ser la mejor alternativa para los visitantes, lo que hace la diferencia es la calidad de la atención recibida. Queda en evidencia una necesidad: desarrollar ofertas adecuadas en las que el contar con hombres y mujeres con preparación, vocación, actitud positiva y emprendedora, resulta ser el factor que anima y otorga a la propuesta el sentido de calidad que el turista espera recibir. No hay empresas ni destinos de calidad, sin personas de calidad, y no sólo calidad en términos de profesionalización, sino también de preparación humana que da la coincidencia de sostenida calidad humana. Calidad y calidez son entonces los principales factores para ser competitivos en el sector, la calidad, vista como una condición indispensable, consiste en hacer bien las cosas debidas desde la primera vez. La calidez, vista como el complemento, depende sobre todo de la condición hospitalaria de los anfitriones. Nuestro objetivo principal está dirigido a coadyuvar en el cumplimiento del siguiente eje rector de la política turística. Por ello, las comunidades se deben sensibilizar, deben tomar parte en un proceso de aprendizaje que les permita estar mejor preparadas para comprender, identificarse y participar exitosamente en la actividad turística. En suma, se requiere desarrollar la cultura turística. Dentro de ella, uno de los más antiguos es el concepto de hospitalidad, que data desde antes de la llegada de los españoles al continente Americano. La historia refiere que los antiguos pueblos prehispánicos solían abastecer sus casas para proveer de alimentación y hospedaje a los viajeros, como una muestra de buena acogida y recibimiento, principalmente por el alto aprecio que tenían por los sacerdotes y comerciantes. La actividad turística Con el paso del tiempo la actividad turística se ha desarrollado en diversas formas (turismo de negocios, de salud, de aventura, entre otras), modificándose en algunos casos el motivo del viaje o las circunstancias para hacerlo, a caballo, en trineo, en camión o en avión. Por las condiciones actuales resultaría difícil que todos los viajeros fueran recibidos en forma gratuita, aunque sí es posible, que sean recibidos de manera cortés. La hospitalidad es un concepto que no se perdió a lo largo de la historia, y se ha convertido en una característica de los pueblos latinoamericanos. No por ser antigua esta búsqueda, debemos dejar de recordarla. La conciencia o sensibilidad por el turismo y los turistas es un estado mental que presupone la buena disposición de los prestadores de servicios y los habitantes de un lugar para llevar al éxito, esta actividad. El turista, es alguien con la debilidad del forastero, lejos de su tierra, esa situación, lo convierte, en personas, más sensibles a las atenciones y en el registro y valoración de las positivas, aptitudes. En cuanto a la relación con los turistas debemos brindarles un trato afable y cortés, actuando con absoluta honradez y equidad en las transacciones comerciales que con ellos realicemos. Debemos ser conscientes del bien que podemos hacerles y del mal que debemos evitarles, siempre dentro del sentido de la hospitalidad. El trato humano que se debe brindar al turista se inicia a su arribo. En ese momento es de gran importancia la impresión que recibe el viajero a su llegada al lugar de destino, de la misma manera que lo es la recepción que se le brinda al entrar al hotel. Es importante que los recibamos con una actitud amistosa, símbolo de la hospitalidad argentina. Evitemos la actitud huraña y recelosa, que sólo poseen aquellos individuos que no saben convivir con sus semejantes, así como la actitud cínica del que ve en un turista una presa por devorar. Cada visitante extranjero trae consigo una cámara fotográfica a la que ningún detalle bueno o malo se le escapa: su memoria. Procuremos que en ella abunden los recuerdos agradables. Para acreditar turísticamente a un lugar se requiere mucho tiempo, dinero y esfuerzo. Para desacreditarlo sólo basta un error que no debemos cometer. Cada argentino, o santiagueño en particular, es la ventana a través de la cual se asoma el turista a nuestra casa. Procuremos mostrarles un interior limpio y agradable. También debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad frente al visitante. En la actualidad los avances tecnológicos y la depuración de las técnicas administrativas, han vuelto más rápidos y eficaces los procedimientos y actividades que se realizan en el sector turístico. Lamentablemente, gran parte de quienes trabajan en el turismo han puesto gran atención a los números y a las técnicas, y han olvidado que el turismo es un producto de las relaciones humanas. Por ello, es importante dejar bien claro que quienes trabajan en el turismo deben ser particularmente comprensivos y profesionalmente serviciales. El respeto hacia nuestros huéspedes Del mismo modo en que se hacen promociones para dar a conocer nuestro país al mundo entero es necesario promover entre nosotros las palabras cordialidad, el sentido altruista y la atención cordial a las personas. Por lo tanto, el respeto hacia nuestros huéspedes se debe traducir en brindarles hospitalidad, no despreciarlos, no hacerles desaires, ni abandonarlos en la necesidad. Significa también ser educados, comprenderlos, ser cordiales y atentos. Cuando hayamos entendido la importancia social y económica que entraña el turismo, será imprescindible que pongamos todos nuestros esfuerzos para siempre brindarle al turista una feliz estancia en nuestra ciudad. Por eso sería recomendable que desde la escuela primaria se concientizara a los niños y jóvenes sobre el patrimonio turístico con que contamos, para que aprendan a valorar y a apreciar el lugar en el que viven. Esmerémonos por dar un servicio adecuado en un ambiente en que se hermanen la tradición hospitalaria de nuestro pueblo y las técnicas modernas con que se brindan los servicios a los huéspedes. Acostumbrémonos a recibir a nuestros visitantes, con cortesía y amabilidad, que se ponga de manifiesto nuestra vibración y solidaridad personal. Ser amigos del turista no es servilismo, ni atención interesada, es una muestra sencilla de la tradición de un pueblo que tiene conciencia y sensibilidad inteligente de la conveniencia turística. La palabra que debe ser sinónimo de turismo es honestidad: honestidad en los alimentos y bebidas; honestidad en el trato; honestidad en los transportes, honestidad en los precios; esto forma parte del plan. El resto lo pone nuestra pródiga y bella naturaleza, nuestras costumbres, nuestra rica tradición y la positiva cultura de nuestros pueblos. |
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