Mendoza, destino termal

10/02/2014 | 0:04 | La provincia ofrece seis alternativas diferentes para disfrutar de los beneficios que aportan las aguas mineralizadas, y más de 40 centros termales situados en bellos escenarios naturales.
 

El País


Los beneficios de las aguas sulfurosas, cargadas de minerales, más la infraestructura de excelencia que complementa la geografía hacen de esta región una de las más reconocidas no sólo por el turismo internacional, sino por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera la terapia hidrotermal parte sustancial de la medicina moderna complementaria.

Uno de los centros termales más destacados de la zona, ubicado sobre la ruta provincial 82 y a sólo 38 kilómetros de la capital, es el Parque de Agua Termal y Aventura de Cacheuta, con aguas subterráneas de deshielo que se elevan hacia diferentes piscinas hipertermales a temperaturas de entre 35 y 50° C.

Otro destino preferido por el turista que busca descanso y relax es el Complejo Termal Los Molles, a 50 kilómetros del casco urbano de la localidad de Malargüe, que alberga piletas sulfurosas y ferrosas con aguas de elevada concentración salina, a temperaturas que van de los 38°C hasta los 48°C.

El departamento de Malargüe ofrece además otros espacios termales a cielo abierto, tales como las Termas del Azufre que sólo pueden tomarse en temporada estival ya que están al pie de la Cordillera de los Andes. La zona cuenta además con áreas de acampe y cabalgatas.

El otro complejo, ubicado a 135 kilómetros al oeste de la ciudad, en el camino que conecta a la Argentina con Chile, lo constituyen las Termas de Cajón Grande, con cinco piscinas descubiertas.

A escasos siete minutos de la capital mendocina, en el departamento de Las Heras, se hallan las Termas de Challao, a 850 metros sobre el nivel del mar.

Las mismas cuentan con un particular clima templado y seco que permite su apertura durante todo el año y el emplazamiento de un spa con aguas termales de características sódicas, cloruradas, cálcicas y magnésicas, además de una hostería de 44 plazas y una posada para 30 personas.

Finalmente, junto al río Atuel, en la zona sur cordillerana, a unos 2.180 metros de altura sobre la RP 220, se encuentran las ruinas del Hotel Termas El Sosneado, un abandonado complejo de aguas termales de origen volcánico que supo ser en las décadas del `30 y el `40 un suntuoso alojamiento de alta gama.

Desde allí se puede llegar al Glaciar de Las Lágrimas, donde cayó en plena Cordillera el avión que transportaba a rugbiers uruguayos en 1972.
 

El País

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