Crece el turismo por el Día de los Muertos en México

31/10/2018 | 02:17 | México aguarda ingresos millonarios por los festejos por el Día de los Muertos, una tradición prehispánica declarada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
 

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La combinación del legado ancestral de las culturas de los pueblos aborígenes con el Día de Todos los Santos, da lugar a una de las mayores y más importantes fiestas del mundo, que –según datos oficiales- atrae a más de 7.5 millones de visitantes foráneos, desde los últimos días de octubre hasta principios de noviembre.

La Secretaría de Turismo de México (SECTUR) reveló que se espera que las festividades generen ingresos de más de 208 millones de dólares para todos los involucrados en la industria de la hospitalidad. La festividad se extiende por todo el país, en particular en Aguascalientes, Guanajuato, Michoacán, Oaxaca, San Luis Potosí y Ciudad de México, donde el tradicional desfile capitalino con más de un millón de asistentes se realizó el 27 de octubre.

“En ningún otro lugar los visitantes pueden experimentar una celebración tan colorida, mágica y surrealista”, subrayó en una nota de prensa el Director Ejecutivo de la Junta de Turismo de México, Héctor Flores Santana.

“Nuestra oferta cultural es una de las razones por las que México se ha convertido en el sexto país más visitado del mundo”, destacó Santana. México dio la bienvenida a 10,6 millones de turistas en el primer trimestre de 2018, un número récord que representa un aumento del 12,6% en comparación con los 9,4 millones de visitantes internacionales documentados durante el mismo período en 2017.

México saltó al sexto puesto en el escalafón de países receptores de turistas, con 39,3 millones de visitantes internacionales en 2017.

La celebración del Día de los Muertos se basa en una ancestral creencia popular de que los fallecidos regresan cada año para visitar a familiares y disfrutar de comidas y bebidas especialmente hechas para rendirles homenaje y compartirlas con todos sus sucesores. El propósito es compartir la alegría de la vida y honrar la vida de los seres queridos que ya no están, en un ambiente festivo tan original que ha dado pie a infinidad de narraciones, prominentes obras literarias y una larga lista de filmes y series televisivas nacionales y extranjeras.

Los festejos se extienden por todo el país, incluyendo el Festival Calaveras en Aguascalientes, el Desfile de Catrinas en Guanajuato, el Festival Mictlan en Veracruz, el Xantolo en San Luis Potosí y la procesión nocturna en la isla de Janitzio.

Durante el período colonial, esta costumbre permaneció relativamente oculta por los indígenas y mestizos, quienes comenzaron a incluir elementos religiosos católicos en sus ofrendas, como imágenes de santos, vírgenes y cruces. Además, las ofrendas ya no se colocaban dentro de las tumbas, sino dentro de las casas de las personas, en una mesa y en el piso, de ahí el nombre de Altares a los muertos.

La mayoría de los alimentos son dulces, como calaveras de azúcar, chocolate, amaranto, frutas cristalizadas, pan y calabaza en almíbar.

Otros elementos importantes en este nivel son la sal y el agua para purificar el alma y calmar la sed. Desde estos días previos a las grandes fiestas, aparecen por todas partes las imágenes y reproducciones de las calaveras y esqueletos en las más diversas poses y expresiones, en una sorprendente visión de la muerte como una etapa de la vida.

Entre las imágenes más renombradas y populares destaca la calavera Catrina, que según estudiosos de esta tradición se ha convertido en la imagen referencial de la muerte en México.

El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo, refieren fuentes históricas.

Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la “Dama de la Muerte”, relacionada con “La Catrina”, un personaje elaborado por José Guadalupe Posada.

Mientras que la obra original de Posada introdujo al personaje, la popularidad de La Calavera Catrina y su nombre se derivan de una obra del artista Diego Rivera en su mural completado en 1947 Sueño de una Tarde Dominical en la Alameda Central.
Es común ver la imagen tocada por un sombrero en todo el país y como fuente de inspiración para la creación de artesanías hechas de arcilla u otros materiales, en diversas representaciones.

El mural de Diego Rivera sobrevivió al terremoto de 1985 y fue trasladado al Museo que lleva su nombre, construido en el Centro Histórico de Ciudad de México después del sismo con el fin de exhibir la obra restaurada.


 

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