
Estados Unidos ordena disolver alianza entre Delta y Aeroméxico
El Departamento de Transporte canceló la inmunidad antimonopolio de ambas aerolíneas y exigió competir en igualdad de condiciones desde 2026.
El Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT, por sus siglas en inglés) resolvió poner fin a la alianza estratégica entre Delta Air Lines y Aeroméxico, vigente desde 2017, al considerar que México incumplió compromisos del Acuerdo de Transporte Aéreo firmado en 2015. La decisión, que entrará en vigor el 1° de enero de 2026, marca un quiebre en la relación bilateral en materia de aviación y refleja la política de defensa de la competencia que impulsa Washington bajo la administración de Donald Trump. La alianza había permitido a ambas compañías operar como una sola en las rutas entre los dos países, compartiendo ingresos, fijando tarifas, coordinando horarios y optimizando la capacidad en una red cada vez más amplia. Esta coordinación les otorgaba una posición de ventaja frente a otros competidores en el mercado transfronterizo más transitado del mundo. El DOT argumentó que México adoptó medidas contrarias a las obligaciones de apertura pactadas en 2015. Entre ellas, menciona la revocación de permisos a aerolíneas de carga estadounidenses y la reubicación forzada de operaciones en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez hacia otras terminales, sin contar con infraestructura alternativa suficiente. Estas restricciones, según Washington, generaron desventajas competitivas para transportistas aéreos estadounidenses. El secretario de Transporte, Sean P. Duffy, sostuvo que las promesas de rectificación de las autoridades mexicanas no han sido respaldadas por hechos. “Las promesas vacías no valen nada. Nuestra prioridad es defender los intereses de las aerolíneas estadounidenses y garantizar un terreno de juego equitativo”, declaró. La decisión no implica la ruptura total entre Delta y Aeroméxico. Ambas podrán mantener acuerdos de código compartido, programas de viajero frecuente y estrategias de marketing conjunto, así como la participación accionaria de Delta en la compañía mexicana. Sin embargo, pierden la inmunidad antimonopolio que desde 2017 les permitía actuar como una sola empresa en lo referido a tarifas, reparto de ingresos y coordinación de capacidad. A partir de 2026, cada aerolínea deberá diseñar de manera independiente sus políticas comerciales y de precios para competir en igualdad de condiciones con otros operadores, incluidos United, American Airlines, Volaris y Viva Aerobus. La ruptura tendrá efectos visibles para los viajeros frecuentes entre México y Estados Unidos. Los pasajeros que hasta ahora se beneficiaban con conexiones integradas, acumulación de millas conjuntas y tarifas coordinadas podrían enfrentar cambios en escalas, disponibilidad de vuelos y costos. Para el mercado aéreo, la salida de la alianza abre oportunidades para otras compañías que buscan posicionarse en un corredor con alto dinamismo. El tráfico entre ambos países se ha disparado en la última década, consolidándose como uno de los más transitados a nivel internacional. Para México, el desafío inmediato será reforzar la infraestructura aeroportuaria y adecuar sus decisiones regulatorias a los compromisos internacionales. También deberá trabajar en recuperar la confianza de socios estratégicos y de inversores en un sector que es vital para la conectividad y la economía del país. En tanto, Delta y Aeroméxico deberán rediseñar sus planes de negocio de largo plazo. El objetivo será preservar sinergias legales y explorar nuevos esquemas de cooperación que no contravengan las normas de competencia. La revisión estratégica incluirá ajustes en su red de rutas, optimización de recursos y redefinición de beneficios para clientes frecuentes. La medida del DOT se interpreta como una reafirmación de la política “America First” aplicada al transporte aéreo. Más allá de proteger a las aerolíneas estadounidenses, sienta un precedente para futuras negociaciones bilaterales donde se exigirán garantías estrictas de reciprocidad. El caso Delta-Aeroméxico refleja las tensiones entre la integración empresarial y la soberanía regulatoria. Con el crecimiento sostenido del tráfico aéreo global, la decisión de Washington abre un nuevo capítulo en las relaciones aéreas y comerciales entre México y Estados Unidos, obligando a la industria a adaptarse a un escenario de mayor competencia y menos margen de cooperación privilegiada.Fin de la inmunidad antimonopolio
Impacto en pasajeros y en la industria
Desafíos para México y las aerolíneas
Señal política y precedentes