La Ciudad le dio la bienvenida al Año Nuevo Chino

02/02/2014 | 11:00 | El Barrio Chino-Barracas de Belgrano- fue testigo de la celebración del inicio del año 4712 que festeja la comunidad asiática. Centenares de turistas, porteños y chinos vivieron la fiesta.
 

El País

En el día de ayer comenzaron los festejos de la llegada del Año del Caballo de Madera y la fiesta de la primavera china en el Barrio Chino, ubicado en la localidad porteña de Belgrano. 

En un escenario montado sobre el espacio verde de la Plaza los asistentes a la celebración disfrutaron de espectáculos de música asiática, bailes de tango al ritmo de canciones épicas del estilo como “Por una cabeza”  mientras recorrían los puestos que la rodeaba en los que se podía degustar la comida y bebida típica del país oriental como arroz frito y el té rojo frío, entre otros.

La celebración oficial que convoca a turistas, vecinos y miembros de la comunidad asiática comenzó casi a las 19 -con retraso debido a las lluvias- con el despertar del dragón en el escenario, mediante la ceremonia de "pinchadura de pupilas" para que abra los ojos, a cargo de autoridades chinas y argentinas.

Este acto fue precedido por varios discursos, de los cuales el último fue el del embajador de la República Popular China, Yin Hengmin, quien destacó que "la presencia de tantos argentinos en esta fiesta es una muestra de la buena convivencia y de la amistad de chinos y argentinos en Buenos Aires y todo el país".

El diplomático señaló que "el Caballo es símbolo de rapidez y habilidad y es un animal amigo de los humanos y en especial de los argentinos, que practican varios deportes a caballo en los que se destacan y siempre ganan".

También deseó que en este año su país tenga mayor desarrollo y se amplíen y profundicen las relaciones con Argentina, que "tuvieron un crecimiento del 5,5 por ciento en el comercio bilateral en 2013", y que eso traiga "prosperidad y felicidad para todos".

Otras autoridades presentes que expresaron sus buenos deseos para el 4712 fueron el presidente de la Federación Argentina de Colectividades, Juan Sarrafian; el subsecretario de Derechos Humanos porteño, Claudio Avruj, y la vicepresidenta de Muralla Dorada, Ana Chen.

Con la pinchadura de pupilas, el Dragón abre los ojos y, según la tradición, espanta los malos espíritus, trae bondades e inaugura cada nuevo año con la Fiesta de la Primavera china.

Tras ese ritual, se desarrolló el Baile del Dragón, del que participaron dos de esos seres mitológicos, con sus tradicionales colores rojos y amarillos, portados por sendas agrupaciones argentinas, seguido del Baile del León, o de la Victoria, con la representación de siete leones típicos de diversos colores.

A partir de allí se sucedieron en el escenario diversos números artísticos y culturales, tanto de China y Argentina como de otras colectividades que hicieron su aporte a la fiesta.

Entre los primeros estuvieron los tenores Wan Yong Qing y Pasquale Antonucci (chino e italiano), una exhibición de canto y baile de tango, en escenario y mediante un vídeo en pantalla gigante, a cargo de la agrupación La Esquina de Carlos Gardel.

Más tarde se presentó el maestro Liu Ming, elegido por el Papa Francisco para ser su acupunturista, quien es experto en caligrafía, filosofía, astrología y artes marciales chinas internas (Taichi) y realizó una demostración sobre el escenario.

Mientras tanto, los locales situados entre las calles del Barrio se veían colmados de gente. Desde los dedicados a la gastronomía oriental, pasando por los supermercados y sobre todo en las regalerías, los turistas y vecinos que presenciaron la llegada del Año Nuevo circulaban de manera incesante. 

También los presentes no quisieron dejar de tocar la bola que se encuentra dentro de la boca del dragón que da la bienvenida al Barrio, siendo que la tradición cuenta que “otorga buena fortuna”. A su vez, en cada oportunidad que los Gongs sonaban anunciando la partida del Dragón que recorre el Barrio, centenares de personas se agolpaban para alcanzar su cola y garantizarse “un año próspero”.

Por último, y, entrada la noche, cuando la lluvia arreciaba con más fuerza y alejaba parte del público, hubo una exhibición de tai chi y actuó la reconocida cantante de ópera china Mónica a Chao.

La fiesta seguía, con gente cubierta bajo los árboles y muchos paraguas, con otras exhibiciones y talleres, como el de la ceremonia del té, danzas tradicionales chinas, la actuación de las mellizas Wu y el payaso Plim Plim para los más pequeños.
 

El País

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