Experiencias en la ciudad más hermosas del mundo: Nueva York

14/05/2019 | 04:21 | ¿Cómo es vivir en una de las ciudades más hermosas del mundo? A través de 3 experiencias te contamos como se respira y se vive, se ve, se viaja y se respira en Nueva York.
 

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1- Increíbles vistas e iluminación
Cada mañana cuando me despierto, miro por las ventanas. Desde el lado sur, tengo una vista clara de Midtown Manhattan; la punta del edificio Empire State se ilumina de un color diferente cada noche. Es fácil detectar el techo inclinado del Centro Citigroup, la torre de un edificio sin nombre que se eleva por encima de él. En los días buenos, veo los hoteles Four Seasons y la luz del sol brilla en las torres de Jersey City y se refleja. Los edificios son audaces, de ladrillos, brillantes recordatorios de una ciudad que alguna vez fue industrial.

2- El Transporte en Nueva York y sus comodidades
El metro, del que me he enamorado de forma lenta pero segura, es un medio de transporte que tiene similitudes con una obra de arte, está a pocas cuadras de distancia. Una vez que estás allí, bajo la ciudad, el mundo se vuelve más ruidoso que nunca. En el verano, es húmedo, y cuando fui por primera vez, pensé que olía raro. Cuando visitaba la ciudad de nueva york me avergonzaba por la cantidad de gente al momento de viajar. Ahora, no me molesta particularmente.

Es que encuentro mi plataforma de metro, casi siempre la que va al centro de la ciudad, y me subo a lo que, con suerte, termina siendo un tren local, me aferro al poste, tropezando con otras personas mientras el tren se sacude. Otras veces, me engancho en uno de los vacíos asientos de color amarillo y naranja, o me poso entre dos para evitar sentarme más cerca de otro ser humano que lo que exige la etiqueta del metro no lleno.

El metro es ruidoso, Más de una vez, he estado en trenes que son completamente silenciosos, excepto por el constante ruido de las ruedas en la vía. Ya no me sobresalto por los ruidos que hacen las sirenas, y ocasionalmente, por la noche, escucho el sonido de las ambulancias, permitiéndoles que me adormezcan para dormir más rápido que el repiqueteo de la lluvia semanal.

3- Disfrutar esta ciudad en todos los sentidos como debe ser
Probablemente todavía no soy un verdadero neoyorquino, debido a que me encuentro alojado en uno de los hoteles four seasons pero he notado que la belleza de esta ciudad reside en su audacia. Está en todas partes, desde los sonidos de las calles hasta el olor del metro y las vistas desde ventanas suficientemente altas. Esta ciudad puede ser exhalada, inhalada, vista, saboreada, percibida, captada a través del ruido constante. Los colores parecen más atrevidos aquí. El clima es más temperamental.

Con cada día que pasa, entiendo esta ciudad cada vez más. Es un cliché, pero es cierto: conocer Nueva York es prestarle atención con todos los sentidos. Ya no me inclino más hacia la ventana occidental, pensando en mi soleado paraíso de California en una ciudad natal solo ocasionalmente. Ya no creo que el metro tenga un olor extraño, pero aún me encanta tratar de descubrir las historias de los neoyorquinos que no miran nada, aferrarse a los postes, dormir con la cabeza apoyada en las ventanas sucias o en el hombro de un amigo.


 

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