Mi primer crucero

25/02/2016 | 12:00 | Crónica de Belén Villadeamigo sobre su primer viaje en crucero por Sudamérica. Cómo armó el itinerario de viaje, lo que más le gustó y lo que menos.
 

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Nos vamos en crucero a Brasil”, mamá llegó un día a casa con la noticia y así empezó todo. Después de más de 20 veranos en Mardel, la idea de viajar a lugares nuevos y “ser turista” resultaba genial.

¿El itinerario? Salimos de Buenos Aires rumbo a Punta del Este, Ilhabela, Río de Janeiro, Salvador de Bahía, Cabo Frío, Copacabana, Río de nuevo y de vuelta a Buenos Aires. ¿Cuánto tiempo? Del 23 de diciembre al 5 de enero: 14 días y 13 noches, que incluyeron Navidad y Año Nuevo.

Internet fue nuestra mejor aliada en la previa del viaje. Leímos todo lo que pudimos encontrar, desde la guía de la web del crucero hasta blogs con tips sobre cómo armar la valija y qué llevar. 

Lo que más me gustó del viaje
 
Fue mi primer viaje a Brasil, por eso creo que el crucero fue la mejor forma de recorrer varios lugares. Aunque las paradas eran breves, llegábamos y nos íbamos en el día de cada lugar, pudimos hacer excursiones y conocer lo más turístico. Habiendo visto un poco de todo, sé a dónde me gustaría ir y pasar más días en una póxima oportunidad. 
 
Suelo ser bastante tímida, y estar en un barco en medio del mar rodeada de brasileros sin saber portugués me empujó a animarme un poco y hablar con gente que no conocía, staff y pasajeros. ¡Qué bien que hice! Conocí un grupo muy copado de argentinos, y compartimos bajadas a la playa, paseos de compras, tardes de sol y pileta, noches de boliche y madrugadas de juegos de mesa.  

Reconozco que soy bastante difícil para comer, y la carta del restaurante me hizo probar platos que antes no habría probado (y no por lo exóticos, porque fueron todos clásicos que yo esquivaba). Además, la comida estaba incluída, todo el tiempo, ilimitadamente: desayuno, almuerzo, meriendas y cena.
 
Desconexión y relax total. Sin señal mientras navegábamos y con roaming cuando estábamos en tierra (sumado a que el wi-fi a bordo era super caro), el celu pasó todo el viaje en “modo avión”. Nada de redes ni mensajes, salvo momentos en los que dimos alguna señal de vida. Dos semanas de desintoxicación tecnológica y disfrute total de las vacaciones.

Lo que menos me gustó

Tanto en la agencia como en la web, el viaje se publicaba con salida desde Buenos Aires, pero resultó tener base en Río. Los argentinos éramos minoría, todo estaba en portugués (incluso la animación, por lo que nos quedábamos afuera) y muy pocos miembros del staff entendían o hablaban español.

Los que sabíamos inglés podíamos defendernos, pero los demás dependían de conocer a alguien que lo hablara o recorrer el barco buscando algún tripulante que hablara español. Muchos de los que fuimos pensando “aprovecho el viaje y aprendo un poco de portugués” volvimos con la intención de esperar un tiempo antes de anotarnos en algún curso.  
 
Aunque había comida disponible todo el día, a la tarde sólo había pizzas, hamburguesas y panchos. Los golosos que queríamos merendar algo dulce nos quedábamos con las ganas. 
 
En el boliche casi no pasaban música que conociéramos, todo era música brasilera. Hasta que le pedimos al DJ que por favor nos pasara algo de música argentina y se copó, con 5 temas. Cuando escuchábamos algo conocido, saltábamos a la pista y aprovechábamos a full nuestro momento, porque duraba poco. Y el boliche cerraba, para nosotros, temprano.

A las 3 am, 3.30 como mucho, prendían las luces. Los argentinos, y algún brasilero pasado de tragos, éramos los únicos que quedábamos. (No puedo negar que, sin sueño, nos las ingeniamos para recorrer el barco, jugar a juegos de mesa en plena madrugada y divertirnos hasta el amanecer).

Cómo lo vivieron los demás argentinos

“Lo mejor del viaje, sin duda, fue la tranquilidad y deshago del día a día. El personal está empeñado en hacer de tu experiencia a bordo, un recuerdo imborrable. El contacto con los demás pasajeros, ya sea durante el día o la noche, resulta muy atractivo por la variedad internacional del crucero. Las visitas en los distintos puertos están muy bien seleccionadas y permiten conocer los mejores lugares de cada destino. Sin dudas, fue un viaje lleno de descanso y diversión.” – Pato Coll.

“Pudimos conocer varios puntos de Brasil en un mismo viaje, en algunos hicimos excursiones y en otros recorrimos por nuestra cuenta haciendo compras o pasando el día de playa. Conocimos gente nueva con quien compartir momentos divertidos, tanto en el barco como en tierra. Las facilidades del barco eran muy completas y el personal estaba siempre muy bien dispuesto, aunque muchas veces el idioma fue una dificultad. El balance igual es súper positivo, fueron unas vacaciones para recordar!” – Celeste Díaz.

 

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